lunes, 6 de enero de 2014

UNA ORACIÓN QUE TIENE MUCHO DE POESÍA



SEÑOR, hoy cuando levanté mi aeronave lo hice con la confianza de todos los días sentí que me alejaba, lentamente de la tierra y me acercaba muy despacio a ti.

Sentí cuando tu manto cubría mi aeronave, mi pecho se hinchó de emoción y mis puños se fortalecieron, me sentí muy seguro. Estaba mas cerca de ti, y a cada momento te sentía más cerca, tan cerca, que sentí cuando tu barba rozo mi hombro, tu pecho lo posaste en mi espalda y tu cabellera rozaba mi casco, pero no pude verte, estaba seguro que tú estabas ahí, tu presencia era notoria, te sentaste a mi lado, fuiste mi copiloto. Al regresa, tu te despediste de mí con una palmada en mi espalda, y me dijiste tranquilo, que yo siempre estaré. Mis ojos se humedecieron de la emoción y muy alegremente té conteste.

Cuando Termine el día de trabajo arduo, hayas concluido tu faena de vuelo, y la corneta toque “Honores”; ¡ponte firme correctamente! Ensancha tu pecho, saluda militarmente como buen piloto aviador que eres, alza la cabeza y reza, reza Dios por tu Patria, por tus padres, por tu familia, por tus hermanos de armas...

Y... por ti también.

Es momento de hablar con Dios, de darle gracias por permitirte darle parte que has cumplido satisfactoriamente tu misión.


El cielo es un lugar donde el aire es hielo y lo respiras y lo vives, donde deseas poder flotar, soñar, correr y jugar todos los días de tu vida. El cielo está allí para todos; sin embargo, sólo algunos lo buscan, y esos somos tú y yo.

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