lunes, 23 de febrero de 2015

MI NOCHE, LA NOCHEBUENA



Noche de paz, Noche de amor, serena
con la serenidad, del quieto lago,
flor del silencio en el humano trago
al egoísmo y al dolor ajena.

En busca de tu estrella, Nochebuena
a tí mi corazón va como el mago
que no tiene más dádiva ni halago
que el ingrato tesoro de su pena.

Deja que los recuerdos, peregrinos
que atraviesan por todos los caminos
vencedores del tiempo y la distancia,

vuelvan, en pos de la luminosa huella,
a prender, flor de luz, la misma estrella
de las felices noches de mi infancia.

jueves, 19 de febrero de 2015

A MI NIETO NORBERTO



La mañana de azul y porcelana
te saluda, feliz y linda criatura
que has venido por gracia, por ventura
a brindar a tus padres dicha ufana.

Tu alegría infantil, todo engalana
con tu rostro sonriente y tu frescura,
cual la nube temprana en su blancura
engalana sonriente la mañana.

Norberto, la gloria de tu vida
será de luz, amor y bondad tan pura
que a vivirla feliz, ya te convida.

Tu presencia de amor, fresca ternura
es siempre por tus padres compartida
sin desvelo, sin pena ni amargura.

martes, 10 de febrero de 2015

LAS MUSAS TIENEN SUEÑO



Un soneto me pides con premura
porque piensas que amasar harina 
o bien torcerle el cuello a la gallina,
es igual que nos brindan su ventura.

Las musas del Parnaso en dicha pura,
sabiendo que el desvelo las domina
y su flojera es voz que no germina
porque su sueño es tal, que nada augura.

En fin, esfuerzo sobrehumano haremos
por despertarlas de su eterno sueño
y a rascarles las piernas nos pondremos.

Al menos, dicen con fruncido ceño;
Francisco, ayudarte ahora no queremos
y ya no friegues, que tenemos sueño. 

miércoles, 4 de febrero de 2015

A LOS CARDONES DE MI TIERRA



Los cardones son los guerreros de mi tierra
que toman por asalto las laderas
y erizando de espinas las praderas
descienden belicosos de la sierra.

Los cardones oteando el horizonte
que dibuja el crepúsculo del cielo
desgrana lanzas rotas en el suelo
mientras vigila la quietud del monte.

La choya se refugia en la hondonada
donde rompiendo el ritmo de los cantos
la fiel biznaga entre los riscos se halla

junto a la clavelina abandonada,
y es la brava Adelita de los campos
la dulce sonrisa de una pitahaya.