Fué como una sonata, como una
cadencia que se pierde en la distancia,
como un verso que en cada consonancia
una beso, suspiro y juramento aduna.
Una quietud serena de laguna
había en nuestras almas, y la estancia
tomaba en el silencio la fragancia
de tu cuerpo de nardos y de luna.
Confundidos los dos en el empeño
de enlazar nuestras almas enun sueño
como una flor de loto inmaculada
en tu inmovil mirada suspendida,
se abrio, sobre el absurdo de la vida,
la sensación suprema de la nada...
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