sábado, 31 de mayo de 2008

AVE FENIX


Tuve el presentimiento de perderte
en aquella angustiosa despedida,
y el inmenso dolor de tu partida
quise en vano sufrir sereno y fuerte.

Se avivo tu mirada de tal suerte
que fue como una lámpara bendecida
con todos los secretos de la vida
y todos los misterios de la muerte.

Más como un Ave Fénix tu alma pura,
en gozo convirtiendo mi amargura,
se levanto triunfal de tus despojos

y en la noche lucieron rutilantes,
igual que dos magníficos diamantes,
las divinas estrellas de tus ojos.

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