miércoles, 20 de enero de 2016

ARROJA LA COPA Y MUERE



No es tu final como una copa vana que hay que apurar.

Arroja la copa, y muere.

Por eso lentamente levantas en tu mano un brillo o su mención, y arden tus dedos,
como una nieve súbita.

Está y no estuvo, pero estuvo y calla.

El frío quema y en tus ojos nace su memoria. Recordar es obsceno, peor: es triste.

Olvidar es morir.


Con dignidad murió. Su sombra cruza. 

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