Eres ciervo de Dios inmaculado
que vas por la vida en lento vuelo,
pregonando el amor y el sacro anhelo
del Cristo injustamente flagelado.
De Cristo, por espinas coronado
tu predicas el verbo bajo el cielo
y eres luz en el propio velo
de los seres cautivos del pecado.
Cual guía de los débiles has sido,
y ante la oscura niebla que se cierra
tu voz, en sus almas han latido.
Una cristiana santidad es tu alma que encierra;
donde está tu cielo que Dios ha prometido
tu lo tienes ya ganado en esta tierra.
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