Es la danzarina palmera que extiende sus ramas en cruz y sobre sus brazos es el cuarto velo, un velo tupido de lluvia tendido de luz.
Las notas son gotas cuya melodía cae en los estanques mágicos del ritmo, el alma se baña en una frescura plena de poesía. Todo es como una lluvia clara y fina y hay en el ambiente perfume de flores silvestres que moja el rocío. Es la hora una lluvia de minutos, llueven melodías las trémulas cítaras y es el cuarto velo de la danzarina, lluvia luminosa como suspendida sobre el irisado cielo milagroso de la fantasía.
Los ojos del sultán parpadean ya de emoción, pues él sabe que solo quedan tres velos sobre la danzarina que cruza el humo del rico pebetero . . .
Las notas son gotas cuya melodía cae en los estanques mágicos del ritmo, el alma se baña en una frescura plena de poesía. Todo es como una lluvia clara y fina y hay en el ambiente perfume de flores silvestres que moja el rocío. Es la hora una lluvia de minutos, llueven melodías las trémulas cítaras y es el cuarto velo de la danzarina, lluvia luminosa como suspendida sobre el irisado cielo milagroso de la fantasía.
Los ojos del sultán parpadean ya de emoción, pues él sabe que solo quedan tres velos sobre la danzarina que cruza el humo del rico pebetero . . .
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