Si tú quieres contarme tus amores
Chopín, yo puedo ser tu confidente.
del Evangelio de los soñadores
que compusiste tú, yo soy creyente.
Que el sortilegio de tu numen brote
en el misterio que la sombra inicia;
la noche es tu santuario, sacerdote;
la luna brilla en el altar; oficia.
Místico amante, tu armonía produce
sensaciones de pétalo y de seda;
tersas diafanidades en que luce
la desnudez mirífica de Leda.
Es un cisne de luz tu melodía,
y en el estanque del ensueño flota
el nenúfar de la melancolía
en el desfallecer de cada nota.
De tu cadencia al milagroso halago
alza el dolor el velo de sus brumas,
y el silencio se extiende como un lago
salpicado de estrellas y de plumas.
Jardines silenciosos, ventanales
donde un sueño de amores se reclina
mientras la luna prende madrigales
con sus flores de luz, en la cortina.
Arboledas de frondas rumorosas
viento acariciador que a nuestro oído
nos habla del ayer y dice cosas
que ha mucho tiempo nos robó el olvido.
El recuerdo, fantasma del pasado
surge de tus cadencias al conjuro,
y marcha, silencioso, a nuestro lado
por el sendero del paisaje oscuro.
El imposible aquel en que soñamos
que fácil nos parece, desprendidos
de la materia con que fracasamos
en esta esclavitud de los sentidos.
El espíritu en éxtasis se tiende
y se remonta en invisible nube,
entre un fulgor de estrellas que desciende
y un efluvio de pétalos que sube.
Un ruiseñor oculto en la enramada
le cuenta sus amores a una rosa...
la noche es nuestra amiga..... ¡Sherezada!
la de imaginación maravillosa.
El enigma en sus ojos se adormece
y en su boca incitante y encendida
en espontánea donación florece
el secreto inefable de la vida.
La noche es nuestra amiga..... ¡Sherezada!
y su amor es tan casto y tan sereno.....
y además es preciso que lo diga
oyéndote Chopin, me siento bueno.
¿Oyes en el jardín los surtidores
diciendo tus Nocturnos a la fuente,
si tu quieres contarme tus amores
Chopin, yo puedo ser tu confidente.........
Chopín, yo puedo ser tu confidente.
del Evangelio de los soñadores
que compusiste tú, yo soy creyente.
Que el sortilegio de tu numen brote
en el misterio que la sombra inicia;
la noche es tu santuario, sacerdote;
la luna brilla en el altar; oficia.
Místico amante, tu armonía produce
sensaciones de pétalo y de seda;
tersas diafanidades en que luce
la desnudez mirífica de Leda.
Es un cisne de luz tu melodía,
y en el estanque del ensueño flota
el nenúfar de la melancolía
en el desfallecer de cada nota.
De tu cadencia al milagroso halago
alza el dolor el velo de sus brumas,
y el silencio se extiende como un lago
salpicado de estrellas y de plumas.
Jardines silenciosos, ventanales
donde un sueño de amores se reclina
mientras la luna prende madrigales
con sus flores de luz, en la cortina.
Arboledas de frondas rumorosas
viento acariciador que a nuestro oído
nos habla del ayer y dice cosas
que ha mucho tiempo nos robó el olvido.
El recuerdo, fantasma del pasado
surge de tus cadencias al conjuro,
y marcha, silencioso, a nuestro lado
por el sendero del paisaje oscuro.
El imposible aquel en que soñamos
que fácil nos parece, desprendidos
de la materia con que fracasamos
en esta esclavitud de los sentidos.
El espíritu en éxtasis se tiende
y se remonta en invisible nube,
entre un fulgor de estrellas que desciende
y un efluvio de pétalos que sube.
Un ruiseñor oculto en la enramada
le cuenta sus amores a una rosa...
la noche es nuestra amiga..... ¡Sherezada!
la de imaginación maravillosa.
El enigma en sus ojos se adormece
y en su boca incitante y encendida
en espontánea donación florece
el secreto inefable de la vida.
La noche es nuestra amiga..... ¡Sherezada!
y su amor es tan casto y tan sereno.....
y además es preciso que lo diga
oyéndote Chopin, me siento bueno.
¿Oyes en el jardín los surtidores
diciendo tus Nocturnos a la fuente,
si tu quieres contarme tus amores
Chopin, yo puedo ser tu confidente.........
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