sábado, 31 de mayo de 2008

EL VIEJO DEL CAMINO


A un viejo que encontré por el camino
hablé de esta manera:

-Peregrino,
tu que llevas las plantas laceradas
por la huella de todos los abrojos
y que diluido muestras en los ojos
el cansancio de todas las jornadas.

Tú que triunfaste ya de las miserias
que en el camino acechan como leones,
y que lograste ahogar en las arterias
el torrente de todas las pasiones.

Tú que no sientes más la sed extraña
que el labio quema con candente lumbre
y que lograste ya de la montaña
salvar la cuesta y remontar la cumbre.

Tú que no miras más en lontananza
el miraje de luces revestido,
y que en vez de quimérica esperanza
miras al horizonte del olvido.

Oye al que cruza la mitad apenas,
sin saber distinguir del espejismo
el verde oasis de las sombras buenas
ni la nevada cumbre del abismo.


Quizás tú ya conozcas el secreto
el gran secreto absurdo de la vida,
la razón, el propósito, el objeto
de esto que no sabemos en concreto
si es una ascensión o una caída.
mi ansia de hoy es el ansia que tuviste
la misma sombra del camino incierto,
¿Sabes de dónde o para que viniste,
o si al final de la existencia triste
tendrás el paraíso o el desierto?

¿Maduraron los frutos de tu huerto?
¿Cosechaste la mies de tus trigales?
el cuento aquel de la ilusión ¿Fue cierto?
¿Fuiste recompensado por tus males?

Sin descorrer el velo todavía,
¿Presientes la llegada de la aurora?
yo sé que tras la noche aterradora
llega la luz venturosa del día.

¡Oh, dime que presientes la alborada!
me sonrió el viejo con melancolía,
y se alejó sin contestarme nada..........

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