Plumaje hermoso que de rojo enciende
en la arquitectura del esbelto pino
como flecha de fuego en el camino
en raudo vuelo horizontal se tiende.
El coralino cardenal asciende
por el espacio transparente y fino
donde nace el crepúsculo ambarino
que sobre el bosque su fulgor extiende.
Tu plumaje cual sangre que me inunda
pinta reflejos de rubor en todo
lo que al placido valle circunda.
Te miro majestuoso, de tal modo
que todo en mí, enciende una paz profunda
pudiendo ver la vida de otro modo.
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