La ciencia y el amor no están reñidos
y en el umbral dorado de la vida
son la meta de la senda preferida,
donde nuestros pasos siempre van unidos.
Nunca en la lucha serán vencidos
y en la fresca mañana amanecida
verán del sol la nueva bienvenida
y los corceles del charro, dormidos.
En su lucha tenaz por la existencia
como el agua rumorosa que se vierte,
son ustedes baluarte de la ciencia.
Y siempre su alma generosa y fuerte,
será en la vida cual humana esencia
en el duelo sin fin contra la muerte.
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