Voy a referirles un caso
curioso,
que a muchos de Ustedes, puede
serles muy provechoso, Ursulina y Paco
que a muchos de Ustedes, puede
serles muy provechoso, Ursulina y Paco
que se idolatraban, para el matrimonio
horas les faltaban, unos días antes
con gran embeleso Ursulina y Paco se,
dieron un beso, más ella al besarle,
le dice a su Paco ¡Ay Hijo!, como te
huele la boca a tabaco, si no dejas
ese vicio maldito, ya no nos casamos
querido Paquito.
Desde aquel entonces dejó Paco el vicio,
haciendo al dejarlo un gran sacrificio,
triunfo la coyunda de la nicotina, y por fin
se unieron Paco y Ursulina.
La Noche de bodas Hubo alegremente
comilona y baile, como es consiguiente.
Terminado el baile Paco al momento se
llevó a Ursulina para su aposento,
Úrsula, esperaba como toda esposa que
ahí él, le dijera alguna cosa, pero
el truhan de Paco se hizo el distraído
y profundamente se quedó dormido,
Úrsula a Paquito no le dijo nada
de aquella conducta tan inesperada,
pensando que el pobre se hallaba
cansado, aunque no era propio de
recién casado.
Paso una semana sin que Paco diera
a su linda esposa ni un beso siquiera,
ni de hacerle un mimo Paco se acordaba,
ni tampoco Úrsula se lo insinuaba,
porque no es correcto que ninguna esposa
deje de ser digna y pudorosa.
Más de aquel estado se canso de fijo
y una noche a Paco Úrsula le dijo
que te pasa Paco?, te veo tan triste
es que de cansado ya te arrepentiste?
y el fresco de Paco se hacia el dormido
y le contestaba con algún ronquido
A la madre entonces frente a aquel fracaso,
Úrsula corriendo fue a contarle el caso,
y la vieja vino hecha un basilisco, y le dice
al yerno !oye tu Francisco!,
¿Quieres explicarme inmediatamente,
el porque mi niña te es indiferente,
es que no lo sabes o no lo supones de
todo casado las obligaciones?.
Si lo sé Señora, eso se adivina
más la culpa de todo la tiene Ursulina,
¡Que ya no fumara!, ya me lo ha exigido,
y yo sin tabaco, soy hombre perdido,
no puedo animarme, no tengo energía,
no tengo carácter, no tengo alegría.
La madre y la hija dejaron a Paco
y corriendo fueron a comprar tabaco.
Entre picadura cigarrillo y puro
se gastaron ciento treinta y siete duros
y desde el momento en que llegó el tabaco
comenzó la dicha de Ursulina y Paco,
cada vez que un puro Paco se fumaba
de una nueva dicha Úrsula gozaba
y los dos contentos, y los dos dichosos
eran un modelo de buenos esposos
A los pocos días de esa paz bendita
de Úrsula los padres fueron de visita
que al ver a sus hijos ¡que antes tan violentos!
Que con el tabaco se hallaban contentos.
¡Eh que tal hija mía!, -la madre le dice
¡Eh! noto en tu carita, mucho regocijo, así
que la conducta que observaba Paco, ¡Era tan
sólo debida al tabaco!. ¡Eso solo era
madre idolatrada, ahora, si mamita, no me
pasa nada desde que ya fuma mi querido
esposo, no hay hombre más bueno y más cariñoso.
Cada que un puro fuma mi marido, como me da halagos
muy agradecidos, ya no paso penas, ya no paso apuros.
Hoy ya se ha fumado diecisiete puros.
Don Juan Recaredo padre de Ursulina
nunca había fumado ni una tagarnina,
así es que la vieja, quiso ver si el tabaco, surtia
el efecto lo mismo que a Paco. Así es que le dijó,
-Poque no pruebas fumar Recaredo, unas cuantas brevas
hace tiempo te noto tan alicaído, tan desamoroso,
tan desfallecido que puede el animo se te levante y el
tabaco sirva como estimulante.
Don Juan Recaredo contesto al momento
poniendo al hablar mucho sentimiento
!no creas esposa!, !que pueda el tabaco
surtirme el efecto lo mismo que Paco!,
el ánimo mío no hay quien lo suba, ni
aunque me fumase la Isla de Cuba.
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