La
vida de un poeta está compuesta
primero,
de la forma que tomó,
la
carne donde estuvo el alma puesta,
después
de que su padre lo engendró.
La
vida del poeta está rodeada
de
penas, de placeres, de pasiones y de amor;
es
una sucesión continua
en
que se mezcla la risa con el llanto,
y es
una ilusión que lo anima
a
cambiar por la dicha, el desencanto.
En
fin, es el poeta
de
los hombres que Dios puso en el mundo
para
dar a conocer las maravillas
que
el pensamiento encierra en lo profundo.
Y
aunque el sueño del poeta
tenga
un despertar borroso
es de
los sueños más lindos,
o
quizás el más hermoso.
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