GRACIAS MAESTRA POR ESA GOTA DE AGUA

Gracias te doy por esa gota de agua
que me diste, como el albor del faro
que en la noche sin luz, es punto claro
donde el pescador orienta su piragua.

Gracias Maestra por esa gota de agua
que fue el alfabeto debido a tu amparo,
y que hoy practico en mi silencio claro
porque es crisol donde mi verso se fragua.

Tu mirada tan sabia, tan sumisa,
humilde fuiste y tu humildad fue mía,
me la diste en la luz de tu sonrisa.

Fue tu bondad hermosa biografía
que en gratitud mi alma canoniza
porque me diste el saber, maestra mía.

PEQUEÑA FLORECITA

Pequeña, cual semilla de ternura,
cuando en los brazos de mamá dormía
irtradiando dorada simpat+ía
vi su paz, su siolencio y su hermosura.

Alegres voces a su imagen pura,
voces de amor, de luz y alegría
y en el candor que su alma nos confía,
el corazón nos llena de ternura.

Eres, la más hermosa de las flores,
más refulgente que la luz del cielo
porque eres tú, el amor de los amores.

Las aves llegan en su alegre vuelo
trayéndote en su voz el ruiseñor,
himnos de amor que te regala el cielo.

CULTIVANDO

He cultivado el bien, y he recibido
a la mano extendida y yo me obligo
a brindarle, cual dulce miel de trigo
la voz de mi verdad, agradecido.

Otra vez más, el tiempo he concebido
y la humanidad es juez y testigo
de que solo la voz del leal amigo
es generosa, al tiempo transcurrido.

Fugaces son los bienes materiales
más no el que el espíritu abnegado ofrece
como ofrecen su amor los manantiales

al sediento que expirar parece
como expira entre insidias abismales
todo ser, que de bondad carece.

LAS SOMBRAS

Como fantasmas que en la noche expiran
bajo la comba azul del firmamento
al día miro en su postrer lamento
que en grana carcajada se retira.

Las sombras nacen en la roja pira
del crepúsculo en plácido tormento,
cuando la luz exhala en movimiento
donde la tarde impávida suspira.

Y se apaga el horizonte escarlata
donde el perfil la noche ya retrata.

Es la noche desenvuelta alfombra
y el misterio sin brida ella desata
en la secreta magia de su sombra.

LA RECHULA DE MI CHATITA

Que rechula es mi chatita
cuando viste de adelita
de toda la escaramuza
por dios que es la más bonita.

Que rechula se ve mi chinita
cuando viste de adelita
de toda la escaramuza
por dios que es la más bonita.

PEPE EL GLOTÓN

Doblada billetera me parece
sobre el plato suculenta enchilada
de queso y aguacate rellenada
que a glotones el hambre desvanece.

Pepe el glotón, catorce me parece
ha empacado de un tiro en su morada
en minutos y en ruta sin parada
pero al momento, algo le contece...

Porque siente en la panza comezones
que lo empujan directo al reservado
donde pierde la chaqueta y los calzones

luego regresa a la mesa apenado,
disculpas pide, y todos los socarrones
dicen: "Presto, vuelve al excusado"

POLÍTICO FARSANTE

Cual chinampo gallo sobre una estaca
mirando al hombre dado a la tarea
el farsante las ancas pavonea
apretando el ombligo en la casaca.

Del trabajo ajeno hace alharaca
se dice redentor de la asamblea
pero al darle la espalda bien la mea
y así engañando, siempre se destaca.

De Tartufo la astuta cantinela
el pueblo oirá, le cuadre o no le cuadre,
pues pa´subir, se trepa hasta en su abuela.

Ha llegado a olvidarse de su padre
y con tal de ser pillo a la alta escuela
es capaz de vender hasta su madre.

LO QUE ESCRIBE UN POETA

La vida de un poeta está compuesta

primero, de la forma que tomó,

la carne donde estuvo el alma puesta,

después de que su padre lo engendró.

La vida del poeta está rodeada

de penas, de placeres, de pasiones y de amor;

es una sucesión continua

en que se mezcla la risa con el llanto,

y es una ilusión que lo anima

a cambiar por la dicha, el desencanto.

En fin, es el poeta

de los hombres que Dios puso en el mundo

para dar a conocer las maravillas

que el pensamiento encierra en lo profundo.

Y aunque el sueño del poeta

tenga un despertar borroso

es de los sueños más lindos,

o quizás el más hermoso.

ATRDECER NEBULOSO

Atardecer... el cielo está nebuloso
anuncia la lluvia que presenta
pálido velo de llovizna lenta
ante el sol que se oculta perezoso.

El mar en su embestida presuroso
contra la roca su fragorrevienta,
y la gaviota que con su vuelo intenta
se sacude su ropaje majestuoso.

Del viento en el palmar se escucha el ruido
que al beso fresco de fugza neblina,
arrulla en la fronda, el alto nido.

Y en los sembrados húmedos camina
el río que parece detenido
donde la tarde a la noche se encamina.

AL VIOLINISTA

Cuando escucho esas voces melodiosas
que brindas con tu lúcido instrumento,
parece que se mueve el firmamento
al ritmo de tus notas armoniosas.

Del artista las obras prodigiosas
cobran vida en el mágico momento,
voces son, avivando el pensamiento
que en danza alegre van como diosas.

Más diáfana la tarde me parece
escuchando el arpegio dulce y fino,
cuando el sol del poniente desfallece.

Se detiene el arroyo cristalino
y el paisaje todo se estremece
cundo escucho tu arpegio diamantino.

LA FUENTE

Como redonda moneda de plata
en medio del jardín brilla la fuente,
donde la luz del sol, luz diferente
sus rubias trnzas en fulgor desata.

Nada el cisne y efluvio se desata
meciendo su silueta lentamente
sobre el agua quieta y transparente
donde la nube blanca se retrata.

La madreselva su florida fronda
refleja cual princesa que reposa,
en los vaivenes de la dulce onda.

Desgranando sus pétalos la rosa
van cual barquilla en la débil onda,
donde navega la frágil mariposa.

OFELIA

Tu imagen, pequeña, es la gracia plena
que llena de luz la paterna estancia,
dejando sensación de tu fragancia
de fresco nardo, rosa y azucena.

Eres aparición del hada buena
en los dulces sueños de la infancia
ajenos de maldad y arrogancia;
es tu sonrisa, antídoto a la pena.

Ofelia, pequeña muchachita,
te canto en mi más humilde preosa
a tu graciosa y linda figurita.

Eres tú, del jardín flor candorosa
y en tu hogar, pequeña princesita
haces la vida alegre, y luminosa.

AL ESTILO LOPE DE VEGA

Catorce son los versos del soneto;
del primero al segundo ya he pasado,
al tercero cual chango ya he saltado
y en el cuarto a seguir me comprometo.

Cuando estoy en el quinto ya me meto
al sexto cual sargento mal pagado
por la puerta del séptimo apurado,
dejando en el octavo mi esqueleto.

A golpes, al noveno voy pasando
de barriga en el décimo presente
porque al onceavo llegaré gateando.

Pero me hallo en el doceavo aún de frente,
y al trece voy, narices ensanchando
para oler el catorce: ¡Aquí presente!

MUÑEQUITA

Cual nacen las estrellas en el cielo,
naciste tú, como la virgen pura;
alegras el hogar con tu figura
y es tu sonrisa mi mayor anhelo.

De tus padres el más adorado sueño
un regalo de Dios a su ventura
como el campo que brinda su verdura
y el ave que recréase en su vuelo.

Muñequita chiquilla tan hermosa
en ti, el recuerdo del dolor se pierde
porque eres fresca, cual fragante rosa.

Voces que recoges y en la fuente se pierde
meciendo tu figura primorosa
como mece la flor el viento verde.

PAISAJE VESPERTINO

Muy lentamente el sol que ya se inclina
sobre nubes narnja y escarlata,
sobre la onda su esplendor retrata
cual señora en la fuente cantarina.

En el valle, esmeralda la neblina
su velo teje en antigua plata
que a la fresca lloovizna arrebata
bajo la cima rubia y azulina.

Cual la llama en la hoguera floreciente
en el poniente el sol se reclina
y la barca siguiendo la corriente,

lento boga en la senda cristalina
cuando la noche y su quietud silente
ya pregona la estrella vespertina.

EL CAPULLO

Se abre en rosa el capullo,
y se convierte en madre la doncella;
el beso se transforma en un arrullo
y se enciende en los cielos una estrella.

He ahí la madre, la mujer, la amante
flor delicada y bella
contemplada de hinojos porque es ella
la que de un pesebre hace un santuario.

La que al milagro de su amor profundo
de pie, junto al calvario
le dio una vez, u redentor al mundo...

ALGUNAS SEMEJANZAS

En la agreste montaña donde mora
la bestia brava, la ocasión acecha
de agredir en la intrincada brecha
su víctima que apresa sin demora.

La tierra de sangre se colora
cuando la fiera en abrazo estrecha
si víctima que en gula insatisfecha
con bruta saña y con maldad devora.

Así creo que el hombre hace la guerra
y cual la fiera, al semjante mata
fecundando con sangre nuestra tierra.

La vilencia que impune se desata
igual que la fiera por el mundo yerra
donde la esperanza de la paz, violenta mata.

LOS BUEYES

Se abría la tierra herida de muerte
y fuerte balada el viento cantaba
en la tarde gris que lenta pasaba
como el sonido que en invierno vierte.

De los bueyes injusta es la suerte,
salvaje, su joroba castigaba
el hombre aquel que la yunta arrastraba
donde el tiempo en lamento se convierte.

Pobres bueyes viejos, la muerte un día
ahogará en la tierra sus dolientes penas,
donde la tarde gris también se moría.

Y en el yugo solo las cadenas,
solo la tierra abierta, herida vacía,
de aquellos bueyes, ni un recuerdo apenas.