ÁSPERO AMOR

Áspero amor, rosa coronada de espinas, 
matorral entre tantas pasiones erizado, 
lanza de los dolores, corola de la cólera, 
por qué caminos y cómo te dirigiste a mi alma? 

Por qué precipitaste tu fuego doloroso, 
de pronto, entre las hojas frías de mi camino? 
Quién te enseñó los pasos que hasta mí te llevaron? 
Qué flor, qué piedra, qué humo mostraron mi morada? 

Lo cierto es que tembló la noche pavorosa, 
el alba llenó todas las copas con su vino 
y el sol estableció su presencia celeste, 

mientras que el cruel amor me cercaba sin tregua 
hasta que lacerándome con espadas y espinas 
abrió en mi corazón un camino quemante.

MORELOS, SIERVO DE MI RAZA

Aprendí de tu voz como se aprende
del surco, de la escuela y de la natura,
tu voz de libertad egregia y pura
que a los límites de México se extiende.

Tu ideal de libertad el pueblo entiende
forjándose su nueva arquitectura,
en la voz del trabajo y la cultura
que en la rutas de la vida me sorprende.

Morelos, siervo de mi raza fuiste
y en tu lucha tenaz por libertarla
con sacro amor, tu corazón diste.

Fue tu misión servirla y respetarla 
y en el tiempo glorioso que viviste
diste tu propia vida por amarla.

VÁMONOS HACIENDO MENOS

Pánfila, ¿Que le pasa a tu barriga?
¿Del catre te has caído? ¿Estás inflada?
ay Petra, me ha llevado la fregada
tengo pena, que el Anselmo te lo diga.

Doña pelos, la inopia me castiga,
busco y rebusco chamba, nomás nada,
y allí tiene, pa´no pasarla enfadada,
no, es mejor que la Panfila le diga.

Ya comprendo, pero no les da vergüenza,
si tienen diez, y lo0s morrales llenos,
ya no la frigue compadre ¿Qué piensa?

Compadres, hay que vivir más serenos,
con amor, pero teniendo vergüenza,
¿Entonces?... Vámonos haciendo menos.

LA VIEJA POLTRONA

Ya la vieja poltrona está vacía
donde en la tarde sexta y desolada
del frío cierzo en la tarde helada
refugiarte en los poetas ta hacía.

Hoy recuerdo que siempre te decía
lee tu de Francisco su balada
o de fray Luis su vida retirada,
y de Beethoven oye esta sinfonía.

En la estancia silenciosa y alargada
erguida la poltrona se destaca
junto a la ventana grande, perfumada.

Cuando muere la tarde gris y opaca,
en un rincón se queda abandonada
aquella vieja poltrona austríaca. 

AL PIANISTA MEXICANO

Oh maestro del arte soberano
en tus manos la música se inflama
por el camino que trazó la fama,
sobre el albo teclado de tu piano.

Descubres el misterio del arcano
al público que oyéndote te aclama,
porque es tu ciencia la perpetua llama
que ágil enciende tu virtuosa mano.

De Beethoven nos brindas la "Sonata"
y de Tartini aquellas "Variaciones"
donde tu teclado es crepúsculo de plata.

En un pasillo mexicano pones
la magia de tu genio que arrebata
a las almas, profundas vibraciones.

A LA BAHÍA DE LA PAZ

Bahía de La Paz, joyel de arena
por las brisas salinas coronada,
ciudad majestuosa enamorada
contigo se olvida la cuitada pena.

Tu costanera tierra, piel morena
por la altiva palmera abanicada,
ha sido eternamente acariciada
por las olas que mueren en la arena.

Tus ocasos cual místico pintor,
tiñe el sol con mágico pincel
tomando de las mieles el color.

Y boga el pescador en su bajel
cantando sus romanzas al amor
donde embellecen tus crepúsculo de miel.