martes, 11 de agosto de 2015

ANTE CRISTO



Yo quiero de rodillas, humillado
juntar tu herida con la herida mía
y decirte que el mundo en su agonía
igual que Tú, también se ha desgarrado.

Hace veinte siglos sentenciado
a morir en la cruz tu fuiste un día,
porque el hombre que no te conocía
aún vive al crimen aferrado.

Al mundo, el hombre la concordia niega,
y va matando sobre el polvo inmundo,
al inocente que la vida entrega

cuando en la paz, pudiera ser fecundo
en la forja de un mundo que hoy se ciega
en vivir, viviendo moribundo.

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