miércoles, 9 de abril de 2014
DESDE LA PLAYA
El sol que no declina todavía
a la tarde regala sus colores,
en tanto que los mangles tembladores
le dan al pescador su compañía.
Los palmares su rara melodía
desgranan como pétalos de flores,
mientras tanto el sol, los resplandores
ruborizan el cielo y la bahía.
La barquilla recorta su sileta
sobre el telón de luces que se apagan,
cual si fueran lumínica saeta.
Las voces de las olas que me halagan
son voces de nocturno anacoreta
que entre las sombras de la noche vagan.
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