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Que era primero, el huevo o era la gallina
la pregunta clásica del millón de dólares,
se rehúsa por las sombras de la civilidad
decir que necesito descifrar esa quimera,
para redondear la duda que el huevo crea
se necesita un vientre agradecido al calor.
Cuando el experto de crear dibujo el huevo
ajustó su redondez al organismo portador,
para facilitar esa variedad genética animal
creando la tenue papilla de amarilla yema,
que del esperma de macho se acrecentará
por favorecer el cuaje de la vida del huevo.
Todo es preciso al ser huevo que se come
por la fluidez como los engulle el hombre,
no importa nada quien haya sido primero
aunque prefiero la gallina para degustar,
aunque postergue ese huevo de pastelería
con los vicios culinarios al saber cocinarlo.
Cuánto apetito alivia un huevo al hombre
apagando su hambre gracias a esa gallina,
quien ideó esa cascara perfecta sería Dios
del calcio sale para que el huevo germine,
porque puede concebir esta fértil huevería
cognición superior cuando surge del gallo.
Todo huevo precisa esperma para germinar
nada será casualidad en este orbe genético,
su forma calcificada del huevo es pasmosa
por la exquisitez equilibrada de contenido,
su yema y clara autoalimentan ese evento
crean seguidamente la medrosa ponedora.
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